martes, 16 de noviembre de 2010

CARTA AL VIENTRE

Después del liquido que alimentaba tu mundo flotante,
Oscuro, de retumbos externos,
Voces que llegan a través de la piel y el ombligo
Después de la soledad,
de las uñas creciendo.
Mirando el paisaje acuoso de tu jaula.
Un llamado milenario te llega desde la luz
Con un camino único, sin pérdida.
Aceptas el reto tatuado en cada una de tus células
Que dictan el delirio y la agonía de respirar de otra forma.
Sueltas las ataduras de la carne,
Los nudos de nervios,
Los soles que alumbran en la sombra.
Por días anuncias el divorcio,
Golpeas las paredes sin respuesta.
Alguien te habla, dice un posible nombre
Se escuchan ruidos, música o ladridos,
Alguien ha llorado alguna vez,
Toca tus manos que se marcan en su piel
Es un laberinto donde no cabe tu inocencia,
De nuevo es un rio. Una catarata. Un abismo
Asfixia
La necesidad de regresar y no es posible
Un hasta pronto y no es seguro
Hasta que se rompe, te habla de nuevo,
Te acaricia, te acerca, Te alimenta.