martes, 21 de septiembre de 2010

Anestesia

Al fin entendi, la actitud de los doctores, ante sus pacientes, ahora se, que deben defenderse de la tragedia.




Las enfermeras caminan con una barrera en el pecho
Dejaron de sufrir la muerte,
Apenas sufren la vida.
Sus trajes impecables
Sus zapatos de transito lento,
Su manía de comer en cuartos oscuros

El valor lo toman del aire,
Engoman sus cuellos y su cara,
Se enfrentan con los desvíos de la vida
Saben que perdieron la lucha.
Apuntan en un archivo los padecimientos de la carne,
Están acostumbradas a toparse un alma
Deambulando el hastió de la rutina,
No perciben el olor que se queda en la ropa,
El de las agujas cincelando la piel.

Soldados de la noche,
Salen a enfrentar la batalla contra los puñales,
La velocidad extrema,
Los amores fallidos.

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Una mujer de unos setenta años
Dormita en una cama blanquísima
Debajo de sus pezones dos heridas
Donde había alimentado a sus hijos
Algo la mataba
Un hormigueo lácteo
Una pena ajena
Un sueño sin cumplir
No queda idea de sus pechos juveniles
Preparados para extender la alegría por el mundo.

De sus tetas de vieja, dos parches,
Dos baúles tristes,
A su lado esta una mujer joven,

 hastiada,
Se palpa un pecho como una premonición.


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En la tragedia total
Los doctores sobre vivientes
Azorados piensan en sus hijos
No reparan con sus manos el tajo abierto.
En el río torres, que atraviesa la ciudad de San José
Seres que parecen humanos
Toman agua limpia
Tres días después del desastre.


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MALA NOTICIA

Me quedan treinta y cinco años de vida
Varado en los segundos
Manoseando en el aire
El fantasma del invierno.

Miraba mi próximo paso,
No tengo una meta, un plan
respiro en la posibilidad de mi idea

Entonces, treinta y cinco años
Son muchos días colgando en la pared.


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Si muero hoy, como he de morir algún día
¿Que cambia en el color del sol?
­¿Qué signo puede notar la aurora?
¿Quién se enfermara pensando en la patria?
Quien sembrara las semillas que germinan
En la pequeña extensión de mi patio?

Y si muero hoy
Sin más minutos de renta
Me perderé de las olas violentas lacerando la costa
De los volcanes activando su vena sin sangre
De la nube más espesa reteniendo la fatiga.


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Era inmortal
Hasta que se me ocurrió posarme en el vientre de mi madre
Tome un cuerpo que vio la luz
El cuatro de diciembre de 1960,
Llegaron los dolores de muela
Espasmos en el vientre
Tareas escolares
Mi primer beso.
Aprendí a quererme
a decir papa y mama
a pesar del deterioro
me gusta la estancia material.


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Llegaron a las siete a.m
Me miran como a un estante
Ninguno dijo su nombre
O preguntaron el mío.
Hablan de mí técnicamente
Quiero decirles que mi pueblo
Se ve desde la ventana
que los niños van fresquísimos a la escuela
a esta hora pasa el bus
y que mañana irán nuevamente
a la escuela y el bus lo mismo.
Discuten sobre mí
Cinco dioses poderosos,
Dioses de la carne y lo visible.
En esa montaña hay un camino
Que huele a musgo,
me examinan los ojos
no tienen impreso lo que he visto
si supieran de los paisajes que guardo
tal vez preguntarían mi nombre.

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ANESTESIA

La anestesia es un país en venta, señor, mi escuela, el agua de los riachuelos,
Los niños corriendo.
Luz intensa, palabras, vacío, mis hijos, una comida caliente.
Se como me llamo, se el nombre de mis vecinos
No me olvido de los detalles
Palpita, palpita mi corazón palpita
De niño vi un ángel subir entre la bruma, no se su destino
Llovía, mi madre muy joven
Mi padre caminando por una acera de San José
Eran lentas las ideas, los autos, los juegos
Se de ese ángel, de la comida caliente
Mi madre pasaba su mano por mi cabeza, se que me quería
No se en que momento pensé en la justicia
En el abuso de algunos, la tragedia de la pobreza,
toma lo que puedas
eso no resuelve el hambre
entonces la justicia es un acomodo en el paisaje
cada cual le pone el color que le conviene
un liquido frío entra por mi brazo
pobre, apenas tiene tres años
el aire no llega a los pulmones
luces, gritos, el barrio sobre mi
el liquido corre, hace frío
en tres minutos en algún lugar nacerá un pez.                  

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En el pasillo largo y penumbroso
El alma de vivos y muertos se pasean pensativas
Unas con su estuche seguro
Las otras cansadas de tanto químico, de tanto delirio
De tanto añora miento de la infancia.
Las que han abandonado para siempre un cuerpo
Están atentas a partir
Irán a un pueblo a llorar su desdicha
Rozaran el pelo de una viuda
Se hastiaran del olor a café y galletas
Se reirán de los mismos chistes, lamentos y escrituras.

Las que se quedan en el pasillo
Esperan acontecimientos de su cama
Saben el numero de memoria,
La hora exacta en que la enfermera alarga la agonía,
Lo mira maltrecho
Sin poder abandonar ese cuerpo que se limita a respirar
Quiere ver el sol en pleno ajetreo,
como lo hacían no hace mucho antes de que empezaran los ataques,
La agrura rompiendo el pensamiento
Y se hizo un habitante del pasillo, de sus chismes
De su esfuerzo por meterse otra vez en ese cuerpo
Destartalado y aburrido.
                                                                                     

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